«Hepatitis» significa inflamación del hígado. El hígado es un órgano vital que procesa los nutrientes, ejerce una función desintoxicante y sintetiza proteínas. Cuando el hígado está inflamado o dañado, su función puede verse afectada.
En la mayoría de los casos, la hepatitis es provocada por un virus. Las hepatitis virales son causadas más frecuentemente por los virus de hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C.
En otros casos, el consumo excesivo de alcohol, las toxinas, algunos medicamentos y determinadas afecciones médicas también pueden causar hepatitis.
La mayoría de las veces las hepatitis no producen síntomas y la enfermedad pasa inadvertida, por lo que sólo se la pude diagnosticar mediante análisis de sangre.
Tanto la hepatitis A como la hepatitis B tienen vacuna.
Todas las personas pueden vacunarse. Las vacunas se encuentran incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. Consultá en tu hospital o centro de salud.
No existe vacuna contra la hepatitis C pero podés prevenirla si no compartís agujas, jeringas o elementos cortopunzantes con otras personas, exigiendo el uso de materiales descartables o esterilizados al hacerte tatuajes, piercings o implantes, y si usás preservativo desde el comienzo de todas tus relaciones sexuales.
La hepatitis B es una inflamación del hígado ocasionada por el virus de la hepatitis B. El virus afecta directamente al hígado y puede causarle daño grave y, en algunos casos, la muerte. Existe una vacuna segura y efectiva que puede prevenir la enfermedad.
El 90% de los adultos infectados resuelven espontáneamente la infección desarrollando defensas o anticuerpos que los protegen contra el virus de la hepatitis B; este proceso puede tardar hasta 6 meses. Las personas que se recuperan no pueden transmitir a otros ni pueden volver a estar infectados con hepatitis B. Esto quiere decir que quedan inmunizados.
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis B?
Muchas personas que tienen hepatitis B no llegan a tener ningún síntoma. La mayoría de los adultos tienen síntomas que aparecen en un plazo de tres meses después de la exposición.
Algunas personas tienen síntomas semejantes a la gripe o pueden tener ictericia (piel amarilla), también puede expresarse en cansancio, fatiga, náuseas o vómitos, fiebre y escalofríos, orina de color oscuro, fiebre y escalofríos. También puede aparecer dolor del lado derecho del abdomen superior que puede expandirse a la espalda.
Muchas personas con hepatitis B crónica no tienen síntomas y no saben que están infectadas. Aunque una persona no tenga síntomas, el virus se puede detectar en su sangre. Los síntomas de la hepatitis B crónica pueden tardar hasta 30 años en aparecer. El daño al hígado puede ocurrir de manera silenciosa durante este tiempo. Cuando los síntomas aparecen, son similares a la infección aguda y pueden ser un signo de enfermedad avanzada del hígado. Además, con los años, algunas personas con hepatitis B crónica pueden desarrollar cirrosis y/o cáncer de hígado. Otras deben recurrir a un transplante hepático para poder vivir
¿Cómo se transmite?
La hepatitis B se transmite por el contacto con sangre, por vía sexual o al compartir agujas, jeringas o elementos cortopunzantes. También una mujer embarazada que esté infectada puede transmitirle hepatitis B a su bebé durante el parto.
La hepatitis B no se transmite por medio del agua o la comida, ni tampoco por estornudar, abrazar, toser.
¿Cómo se diagnostica?
La hepatitis B se diagnostica con un análisis de sangre específico, Este no forma parte de los estudios de sangre que se solicitan en exámenes médicos regulares. Existe un análisis de sangre que puede determinar si la persona infectada se recuperó completamente de una infección de hepatitis B o si tiene una infección crónica; aunque los que tienen hepatitis B crónica corren un riesgo mayor de desarrollar enfermedades hepáticas a largo plazo.
Teniendo en cuenta las vías de transmisión mencionadas, una persona debe evaluar hacerse el análisis si estuvo expuesta a alguna de estas situaciones:
• Si tuvo relaciones sexuales sin preservativo;
• Si vive con alguna persona que tiene hepatitis B o C, dado que es más frecuente o probable compartir objetos cortopunzantes que pueden aumentar las posibilidades de infección;
• Si tuvo o tiene alguna infección de transmisión sexual;
• Si se realizó alguna vez hemodiálisis;
• Si alguna vez compartió elementos en el consumo de drogas inyectables e inhalatorias;
• Si recibió donación de sangre u órganos antes de 1994;
• Si tiene VIH, para evaluar una posible coinfección.
¿Cómo se trata?
No todas las personas deben recibir tratamiento antiviral. La mayoría de las veces, la hepatitis B aguda se resuelve sin tratamiento específico (tratamiento antiviral)
Se recomienda descanso, una nutrición adecuada, líquidos y una estrecha supervisión médica (de un especialista) para la persona infectada y su familia.
¿Cómo se previene?
Vacunarse es la mejor manera de reducir su riesgo de infectarse por hepatitis B. Hay una vacuna segura y efectiva que se aplica en tres dosis, forma parte del Calendario Nacional de Vacunación y desde el año 2003 es obligatoria en los niños/as y a los 11 años para quienes no recibieron la vacuna al momento de nacer. Desde 2012 está disponible de forma gratuita para toda la población en los vacunatorios de todo el país.
Hepatitis C
La Hepatitis C es una enfermedad del hígado causada por el virus de hepatitis C. Afecta directamente al hígado y puede causar daño al órgano y, en algunos casos, puede ocasionar la muerte.
Cuando una persona se infecta puede desarrollar una infección aguda que puede variar en gravedad desde una enfermedad muy leve con pocos o ningún síntoma hasta una afección grave que requiere hospitalización.
La hepatitis C aguda es una enfermedad que ocurre dentro de los primeros seis meses después que la persona quedó expuesta al virus. Aproximadamente el 75% al 85% de las personas que se infectan por el virus de la hepatitis C desarrollan una infección «crónica» o de por vida.
La hepatitis C crónica es una enfermedad que ocurre cuando el virus permanece en el cuerpo de la persona, posterior al cuadro de hepatitis C aguda. Con el tiempo, puede provocar problemas hepáticos graves incluyendo daños al hígado, cirrosis, insuficiencia hepática o cáncer de hígado.
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis C?
La mayoría de las personas infectadas no tienen ningún síntoma o sólo tienen síntomas leves. Si los síntomas se presentan con una infección aguda, pueden aparecer en un plazo de dos semanas a seis meses después de la exposición. Los síntomas de la hepatitis C crónica pueden tardar hasta 30 años en desarrollarse. El daño al hígado puede ocurrir de manera silenciosa durante este tiempo. Cuando los síntomas aparecen, con frecuencia son un signo de enfermedad avanzada del hígado. Los síntomas tanto de la hepatitis C aguda como de la crónica pueden incluir:
- Cansancio, astenia (fatiga)
- Náuseas o vómitos
- Fiebre y escalofríos
- Orina de color oscuro
- Materia fecal de color más claro
- Ojos y piel amarillos (ictericia)
- Dolor del lado derecho del abdomen superior que puede irradiarse a la espalda
¿Cómo se transmite?
La hepatitis C se transmite fundamentalmente por el contacto con la sangre de una persona infectada. Por esto es importante no compartir jeringas, canutos o elementos cortopunzantes. Se debe exigir el uso de materiales esterilizados a la hora de hacerse un tatuaje o piercing.
También se transmite por vía sexual (vaginal, oral o anal), aunque es de muy baja incidencia.
Una madre que tiene hepatitis C puede transmitir la infección a sus hijos durante el embarazo y/o parto.
¿Cómo se diagnostica?
La hepatitis C se diagnostica por un análisis de sangre que detecta tanto la presencia del anticuerpo y como del virus mismo. No es un análisis de rutina, tenés que pedirle la prueba específica a tu médico.
¿Cómo se trata?
Debido a que la hepatitis C aguda rara vez provoca síntomas, con frecuencia no es diagnosticada y, por lo tanto, tampoco es tratada. Cuando es diagnosticada, los médicos recomiendan descanso, una nutrición adecuada, líquidos y medicamentos antivirales en algunos casos. Las personas con hepatitis C crónica deben ser evaluadas por un médico especialista con regularidad en busca de signos de enfermedad del hígado. Aunque una persona no tenga síntomas o no se sienta enferma, el hígado igual podría resultar dañado. Existen medicamentos antivirales que pueden utilizarse para tratar a personas con hepatitis C crónica. Para muchos, el tratamiento puede tener éxito y puede ser curada.
¿Qué medidas pueden tomar las personas con hepatitis C para cuidarse el hígado?
Las personas con hepatitis C crónica deben consultar al médico con regularidad. También deben consultar a un profesional antes de tomar cualquier medicamento con receta o de venta libre (incluyendo suplementos a base de hierbas o vitaminas), ya que pueden ser dañinos para el hígado. Las personas con hepatitis C crónica también deben evitar beber alcohol debido a que puede acelerar el daño al hígado.
¿Existe una vacuna contra la hepatitis C?
No hay una vacuna disponible actualmente para prevenir la hepatitis C.
¿Se puede prevenir la hepatitis C?
Sí.
Para reducir el riesgo de quedar expuesto el virus de la hepatitis C:
Fuente: Ministerio de Salud