Con cada nuevo cambio de estación, distintos factores hacen que la piel deba adaptarse. Conocé qué cuidados especiales necesita en esta época del año.
La piel en invierno
En invierno, el frío, el viento y la lluvia, así como las variaciones bruscas de temperatura (ir de un lugar frío a uno calefaccionado o viceversa) y la contaminación ambiental, hacen que nuestra piel experimente ciertos cambios fisiológicos normales, tales como la termorregulación y la vasoconstricción de los capilares sanguíneos dérmicos.
La calefacción central, las estufas a leña, los calentadores y las chimeneas, así como los baños y duchas calientes o nadar con frecuencia (en especial en piscinas con mucho cloro) son factores que también reducen la humedad y secan la piel.
La piel seca
Cuando la piel pierde mucha agua y aceite, se reseca y esto puede ser molesto además de antiestético.
La piel seca o xerosis puede afectar a personas de cualquier edad y suele ser temporal, por lo que no constituye un problema de salud, excepto en los casos en que se cronifica o agrava, como por ejemplo en la ictiosis, un desorden hereditario que requiere atención por parte de un especialista (dermatólogo).
Es probable que la piel seca provoque alguno de estos signos:
- sensación de tirantez, en especial después de bañarte o nadar
- piel que se ve y se siente áspera
- picazón (prurito)
- descamación de leve a grave
- aparición de líneas, grietas finas o profundas que pueden sangrar
- coloración gris ceniza
- enrojecimiento
5 tips para prevenir la piel seca
Para mejorar la piel y evitar que se reseque:
- No expongas tu piel al agua más de lo necesario (un baño o ducha al día, con agua tibia por no más de 5 a 10 minutos). Es recomendable secar la piel dando toquecitos con una toalla en lugar de restregarla y aplicar crema o loción que contengan urea o ácido láctico. Recordá que los humectantes ayudan a bloquear la humedad, así que funcionan mejor sobre la piel húmeda.
- En cuanto a los productos, elegí aquellos suaves que no contengan alcohol, tintes ni perfumes y evitá jabones fuertes y champús cuya fórmula esté pensada para eliminar el aceite.
- Si tenés que depilarte, hacelo inmediatamente después de bañarte, ya que es el momento en que el vello es suave.
- Usá ropa suave y cómoda cerca de tu piel, como fibras naturales, algodón y seda, que permiten que la piel respire. Lavala con detergentes libres de colorantes o fragancias, es posible que la etiqueta de estos productos diga “sin colorantes ni perfumes”.
- Mantené la hidratación tomando mucha agua, entre 1,5 y 2 litros al día.
La mayoría de los casos de piel seca responden bien a las medidas caseras y a pequeños cambios en el estilo de vida.
En la nieve: rutina de cuidados
Cuando nos exponemos a temperaturas extremas y/o nieve, el nivel de sustancias protectoras de la piel disminuye. Al mismo tiempo, a mayor altura, mayor radiación UV aumenta el riesgo de quemaduras.
Por eso, a los tips anteriores, deberás sumar una pequeña rutina de cuidados específica:
- Usar un factor de protector solar 30 o más y repetir la aplicación cada dos horas. No olvidar las orejas y los labios.
- Prestar atención a las manos que tienden a agrietarse debido al frío. Evitá los jabones y toallitas desinfectantes.
- Usar lentes con protección para radiación UV.
- Cubrir tu piel tanto como sea posible: bufanda, sombrero y guantes.
Cuándo consultar al médico
Si a pesar de tus mejores cuidados, la piel no mejora y sentís picazón o resequedad que te impiden dormir, hay enrojecimiento en las partes secas, o se producen heridas o llagas abiertas de tanto rascarte, es necesario que acudas a la consulta médica.
¿Sabías que la piel necesita entre 15 y 20 minutos para adecuarse a los cambios bruscos de temperatura?
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