En la Argentina, cada año mueren cerca de 400 personas a causa de esta afección, cuya prevalencia estimada en adultos es del 6%, mientras que en niños y adolescentes llega a 15%. Por qué es una de las enfermedades crónicas más frecuentes.
Cada 2 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial del Asma, una ocasión para informar y crear conciencia sobre esta enfermedad crónica, con el fin de mejorar el cuidado de quienes la padecen.
Así, bajo la consigna «Mejor aire, respirar mejor», se busca un mejor entendimiento de la enfermedad, apuntando a un diagnóstico precoz, un tratamiento adecuado y el cuidado del ambiente para alcanzar el control del asma.
En la Argentina se estima que cada año mueren 400 personas a causa de esta afección, cuya prevalencia estimada en niños y adolescentes llega a 15%, según el Estudio Internacional de Asma y Alergias en la Niñez (ISAAC) fase III. En adultos, la prevalencia estimada es del 6%, según el trabajo realizado y presentado en 2015 por el Ministerio de Salud de la Nación, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), el instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias «E. Coni» y la AAAeIC en el «Estudio de Prevalencia de Asma en personas de 20 a 44 años».
Según estimaciones de la OMS, en la actualidad hay 300 millones de pacientes con asma, lo que constituye una de las enfermedades crónicas más frecuentes, y la más prevalente en niños.
Pero, ¿qué es el asma y cómo se detecta?
«El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias (bronquios) caracterizada por ataques recurrentes de tos, sensación de falta de aire y sibilancias (silbidos en el pecho), que varían en severidad y frecuencia. Estos síntomas pueden sobrevenir varias veces al día o a la semana, y en algunas personas, se agravan durante la actividad física o por la noche», explicó a Infobae el doctor Claudio Parisi, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
Según aseguró el experto, «durante una crisis o ataque de asma, los bronquios se inflaman y se estrechan las vías aéreas, provocándose una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Estos fenómenos son desencadenados habitualmente por infecciones virales, alérgenos y contaminantes ambientales».
«Tal es el caso por ejemplo de los granos de polen que se dispersan con facilidad por el aire por su tamaño y forma y provocan una hipersensibilidad que ocasiona rinoconjuntivitis y asma bronquial polínica, más frecuentemente entre los habitantes de centros urbanos ya que la contaminación de las ciudades potencia los efectos alergénicos. Para este tipo de casos, existen recursos como la aplicación Alerta Polen que permite a la persona alérgica conocer el nivel polínico preponderante y diario de la zona que habita y el grupo de especies generadoras de polen al cual es alérgico».
A menudo el asma no se diagnostica correctamente, no recibe el tratamiento adecuado ni se indican medidas preventivas, creándose así una importante carga para los pacientes y sus familiares, que ven limitadas sus actividades físicas e intelectuales con el consecuente deterioro en su calidad de vida.
«En un gran porcentaje de pacientes, sobre todo en la infancia, el asma es de origen alérgico. Se calcula que, de cada diez pacientes con asma severa, seis tienen origen alérgico. Por lo cual, el estudio de la sensibilización a alérgenos inhalatorios tanto del interior de los hogares como del exterior y el posterior tratamiento específico (inmunoterapia específica), es una herramienta extremadamente útil», afirmó Parisi.
El doctor Antonio Anzueto, especialista en enfermedades pulmonares de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, explicó a Infobae cómo un asma no diagnosticado a tiempo de chico puede convertirse en una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ya de adulto.
«La EPOC es una enfermedad progresiva que causa dificultad para respirar. La palabra «progresiva» indica que la enfermedad empeora con el tiempo. Puede causar tos con producción de grandes cantidades de mucosidad, sibilancias (silbidos al respirar), falta de aliento, presión en el pecho y otros síntomas», afirmó el especialista, que aclaró que la principal causa de la EPOC es el hábito de fumar.
Y agregó: «Hay condiciones genéticas y ambientales que hacen que una persona tenga una mayor respuesta de su árbol bronquial y se le cierren las vías respiratorias. Pólen, polvo, humo, perfumes y varios productos industriales provocan este cerramiento y la imposibilidad de respirar, por lo que hay que advertirlo y diagnosticarlo a tiempo para establecer el mejor tratamiento».
Tratamientos y medicación
Se sabe que existen dos tipos de medicación disponibles para el tratamiento del asma: la medicación de control, a utilizarse en forma contínua para prevenir su aparición; y la medicación de urgencia, que sirve para que evitar las crisis. Las mismas son básicamente broncodilatadores de acción rápida, que suelen presentarse en aerosol o solución para nebulizar, y por los corticoides orales o inyectables.
La mortalidad por asma, gracias a los adelantos terapéuticos actuales, ha disminuido en las últimas tres décadas. No obstante, según la OMS, en el año 2005 fallecieron 255.000 personas por asma y en nuestro país mueren unas 400 personas al año; muertes que podrían evitarse con un tratamiento adecuado. Por lo tanto, debemos hacer más esfuerzos para lograr cumplir con la meta más importante: el control total de la enfermedad.
En este sentido, la terapia en base a corticoesteroides y broncodilatadores inhalatorios constituye la primera línea de tratamiento. Las consecuencias del asma en la vida de los pacientes y sus familias son de gran magnitud, pero la solución es posible.
El mayor desafío es lograr el diagnóstico temprano, un tratamiento adecuado y el cuidado ambiental: puntos clave para lograr el control del asma.