Desde hace unos años, el “bondadoso” aparatito que nos permite trabajar y dormir sin sufrir las altísimas temperaturas de los últimos veranos dejó de ser un lujo. Hoy, muchos hogares “gozan” de las cualidades del aire acondicionado, pero pocos conocen que un mal uso puede afectar considerablemente nuestra salud.
Está demostrado que la exposición prolongada, una regulación inadecuada de la temperatura y el mantenimiento insuficiente de este tipo de aparatos pueden ser causantes o agravantes de determinadas afecciones. Por recomendación médica, la temperatura debe regularse siempre en no menos de 24 grados. Utilizar el aire acondicionado por debajo de ese margen, además de no resultar confortable, causa alteraciones en la fisiología respiratoria y en los ajustes que nuestro organismo debe realizar para pasar de un ambiente excesivamente refrigerado, a una temperatura exterior superior a los 30°. Si a esto lo tenemos que hacer varias veces en un mismo día, los trastornos se potencian.
Cómo darnos cuenta. La aparición de molestias en la garganta, como dolor, ardor, picazón y/o carraspera, son síntomas de exposición dañina al aire acondicionado. Los mecanismos inmunológicos se afectan y, no es infrecuente que, a esos síntomas iniciales, se agreguen manifestaciones de infección viral o bacteriana febril con compromiso del estado general, decaimiento, dolores musculoarticulares y, en casos mas severos, bronquitis y hasta neumonías.
El choque sostenido de aire frío sobre la cabeza, se ha demostrado como causante de cefaleas y contracturas musculares.
Incluso, en las personas con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc), alérgicos y asmáticos, el mal uso del aire potencia los síntomas e incrementa el riesgo de crisis respiratorias que requieren atención de emergencia.
Además de enfriar, el aire acondicionado seca el ambiente. Ese aire frío y seco reduce las secreciones mucosas e inflama la vía aérea superior, es decir, garganta, nariz y laringe, y ello genera cuadros inflamatorios como faringitis y rinosinusitis.
Cuando uno se duerme, el cuerpo se enfría, por eso no hay que bajar demasiado la temperatura del aire acondicionado. En el caso de los bebés, estos requieren un cuidado especial porque aún no desarrollaron los mecanismos de regulación de la temperatura corporal. A esto se suma que por las noches suelen moverse y destaparse completamente.
Recomendaciones
- Mantener siempre la temperatura del aire acondicionado entre los 23 y 25 grados. Si hay mucha diferencia con el exterior u otros ambientes, las mucosas se secan e inflaman lo que provoca dolor de garganta, estornudos, congestión nasal y mayor riesgo de infecciones.
- Por debajo de los 24 grados aumenta el riesgo de exacerbación de los síntomas en personas con Epoc, alergias o asma.
- Para dormir conviene utilizar el modo FAN o ventilador, que es el de menor salida de aire.
- En los ambientes con aire acondicionado los bebés deben utilizar siempre una remera y, para dormir, una sábana.
- Salir siempre con algún abrigo para evitar cambios bruscos en caso de ingresar a un ambiente que esté refrigerado en exceso.
- En los automóviles, se recomienda ventilar el vehículo con aire ambiente y ventanillas abiertas, y luego acondicionarlo en forma progresiva, cuidando que no se ocasione estrés por el frío interior.
Para mayor información consultar a su médico.