Durante el receso de un congreso internacional desarrollado en Europa, los médicos Julio César Bai (argentino) y Alessio Fasano (italo-estadounidense), junto con otros colegas, se plantearon la necesidad de establecer un día para concientizar y difundir la enfermedad celíaca. Así se estableció el 5 de mayo como el Día Internacional del Celíaco. Sobre esta enfermedad que afecta a uno de cada cien argentinos opinó para Télam la nutricionista Virginia Busnelli.
La celiaquía es la enfermedad intestinal crónica más frecuente, hereditaria, autoimunitaria e incurable que se puede presentar a cualquier edad, desde la lactancia hasta la adultez. Se genera por una inflamación de la mucosa del intestino delgado como consecuencia de una intolerancia inmunológica y permanente al gluten, proteína presente en el trigo, la avena, la cebada y el centeno (TACC). Provocando una inflamación que afecta las vellosidades del intestino y disminuye la eficiencia para absorber vitaminas, minerales y demás nutrientes que proveen el resto de los alimentos.
A pesar de que aún no hay registro de casos, estudios preliminares en nuestro país indican una prevalencia de aproximadamente 1: 200. Sin embargo actualmente se estima que los casos han aumentado y que 1 de cada 100 personas es celíaca.
Se puede presentar con una cantidad enorme de manifestaciones. Las más clásicas son la desnutrición, distensión abdominal, diarreas y anemia. A veces esos síntomas no aparecen, pero surgen enfermedades asociadas, como alteraciones del crecimiento en los niños, raquitismo, esterilidad, osteoporosis, abortos a repetición, depresión, anorexia intensa, etc. La detección temprana y el tratamiento oportuno revisten fundamental importancia para evitar complicaciones secundarias. A largo plazo y sin el tratamiento adecuado puede derivar en enfermedades graves.
El diagnóstico de celiaquía se certifica por medio del dosaje de anticuerpos específicos en sangre y por biopsia intestinal.
El único tratamiento posible para la enfermedad celíaca y la única forma de prevenir complicaciones, es evitar de por vida el consumo de gluten, con una dieta libre de trigo, avena, cebada y centeno (sin TACC) y de sus derivados. En la alimentación deberán incluirse alimentos de todos los grupos. Además, la dieta deberá ser hipocalórica si la persona debe descender de peso, normocalórica si su peso es adecuado, e hipercalórica si requiere un aumento de peso.
Con el cumplimiento estricto del tratamiento en la mayoría de los pacientes adultos se consigue la mejoría de los síntomas aproximadamente a partir de las 2 semanas, la normalización serológica entre los 6 y 12 meses y la recuperación histológica en torno a los 2 años de iniciado el tratamiento. En el caso de los niños cuando la enfermedad celíaca se diagnostica tempranamente, la introducción de una dieta libre de gluten, promueve la rápida recuperación de la tasa de crecimiento, y alcanza su potencial normal antes de los 12 meses y en algunos casos hasta los 2 años.
El cambio del estilo de vida en éstos pacientes y la adecuación de su plan alimentario a sus propias necesidades, suele ser más aceptado, sencillo y exitoso con un buen acompañamiento nutricional por parte del especialista.
(*) Médica especialista en Nutrición. Directora Médica de CRENYF.
Más información: Asociación Celíquia Argentina